Que es la Dignidad?
No podemos caracterizar lo planteado por Savater sobre dignidad sin antes referirnos sobre conceptos antecesores o mejor dicho anteriores (o superiores) en la escala moral del complejo de virtud que es la dignidad esto es para entender mejor el contexto ético del que nos habla el autor.
Savater expone: “De dos virtudes básicas cimientos de la totalidad moral sin las cuales no hay posibilidad imaginable de vida ética, son el valor y la generosidad. La cobardía no tolera virtudes, la mezquindad las degrada. El valor realiza el esfuerzo que la voluntad moral pide y asume enérgicamente la decisión de la libertad; la generosidad abre la virtud a la colaboración y al reconocimiento en los otros, el valor afronta la perplejidad irreductible de la voluntad moral con firmeza y sinceridad; la generosidad vigila por que los otros no sean postergados nunca en ninguna cosa. En el valor y la generosidad encuentra en la virtud su mejor definición, por que la virtud se compone de intrepidez y don.
Al carácter moral en que se combinan es excelente y como espontáneamente valor y generosidad se le ha llamado tradicionalmente noble y la nobleza es el mas alto grado de totalidad moral que consideramos.
Inmediatamente después de valor y la generosidad en la escala moral se hallan dos complejos de virtudes como es: la dignidad y humanidad.”
Al querer caracterizar la dignidad no podemos dejar de hablar de humanidad pues se hallan no solo relacionadas, sino mas bien cada una atraviesa o cruza a la otra para servirse de apoyo y limite entre ellas.
“En la dignidad se afirma la incondicionalidad y auto determinación del querer humano, no sometido a ninguna restricción ni servidumbre, que no admite en este mundo la existencia de ningún rango superior ante que doblegarse, la humanidad acepta por su parte la carnalidad humana, el cuerpo y sus limitaciones, la realidad inabrogable del sufrimiento, la trama de azar y ternura que nos forma, la calidez de los sentimientos, la presencia recurrente del fracaso junto a todo el éxito. La dignidad marca la estatura del hombre, la humanidad su amplitud. En la búsqueda de mas altas dignidades, en la convicción de merecerlo todo, el arrojo puede hacerse despiadadamente inhumano: con un escalofrió, responde Macbeth a su esposa cuando esta le reprocha su falta de coraje para matar a Duncan: “me atrevo a lo que se atreva un hombre; quien se atreva mas, ya no lo es”. Mas tarde accedería a pecar contra la humanidad, es decir, enfrentaría trágicamente en su acción la humanidad con la ambiciosa dignidad. Del mismo modo nos alecciona la historia de Tideo, quien era un guerrero tan excelente y magnánimo que la diosa Atenea decidió concederle la inmortalidad. Esperó a que Tideo, tras el asalto a Tebas, yaciese herido fatalmente en el campo de batalla y acudió con la ambrosía que habría de inmortalizarle; pero al llegar junto a el vio con asco y horror que Tideo, arrastrado por la soberbia del guerrero, se esforzaba por roer el cerebro de uno de los enemigos muertos: y Atenea vertió el cuenco de ambrosía en el suelo, ante esta muestra de inhumanidad. Por su parte, la dignidad aporta a la humanidad sentido y destino, energía y libertad, la redime de sus relentes de rebaño. Entendidas en cuanto caracterizaciones simbólicas y no sexológicas, la dignidad es la virtud del padre y la humanidad de la madre. La dignidad reclama independencia, justicia, orden, etc., mientras que la humanidad recuerda que la vida, el cuerpo y sus afectos son el substrato de cualquier juego de valores a que se aspire. Sin humanidad, las reivindicaciones de la dignidad terminan por hacerse indignas, se aniquilan a si mismas; sin dignidad, la humanidad se deshumaniza en pura animalidad y repetición de lo necesario. Ambos complejos de virtudes se funden en la solidaridad, que es en lo social lo que la nobleza es en lo individual y la mas alta realización del ideal ético a que puede aspirarse comunitariamente.”
Comentario:
Estos factores de la dignidad humana individual han tropezado modernamente con presunciones supuestamente "científicas" que tienden a "cosificar" a las personas, negando su libertad y responsabilidad y reduciéndoles a "efectos" de circunstancias genéricas. La discriminaciones racistas y nacionalistas son el ejemplo más relevante de tal negación de la dignidad humana, pero en la actualidad va siendo sustituido por otro tipo de determinismo étnico o cultural, según el cual cada uno se debe exclusivamente a la configuración inevitable que recibe de su comunidad. Se supone así que las culturas son realidades cerradas sobre sí mismas, son incomparables, cada una de las cuales es portadora de un modo completo y complejo de pensar y de existir que no debe ser "contaminado" por las demás ni alterado por las decisiones individuales de sus miembros. Tales dispositivos fatales programan a su descendencia, en ocasiones para enfrentarlas sin remedio a otras culturas, o al menos para cerrarlos al intercambio espiritual con ellos. Cada uno con su propia bandera al frente, sino para mezclarnos los unos con los otros sin dejar de reconocernos a pesar de todas las diferencias culturales una semejanza esencial y a partir de esa mezcla inventarnos de nuevo una y otra vez.
Savater habla que “en la dignidad se afirma la incondicionalidad y auto determinación del querer humano, no sometido a ninguna restricción ni servidumbre, que no admite en este mundo la existencia de ningún rango superior ante que doblegarse” ante esta afirmación podemos encontrar graves consecuencias como los nacionalismos y otros tipos de degradamiento que el hombre concibe en su mente al estimarse superior a otras culturas y razas es por eso que debe ir acompañada y va acompañada con el concepto de humanidad que comprender que no somos únicos y que vivimos en una sociedad debiendo ser solidarios en nuestra manera de vivir.
No podemos caracterizar lo planteado por Savater sobre dignidad sin antes referirnos sobre conceptos antecesores o mejor dicho anteriores (o superiores) en la escala moral del complejo de virtud que es la dignidad esto es para entender mejor el contexto ético del que nos habla el autor.
Savater expone: “De dos virtudes básicas cimientos de la totalidad moral sin las cuales no hay posibilidad imaginable de vida ética, son el valor y la generosidad. La cobardía no tolera virtudes, la mezquindad las degrada. El valor realiza el esfuerzo que la voluntad moral pide y asume enérgicamente la decisión de la libertad; la generosidad abre la virtud a la colaboración y al reconocimiento en los otros, el valor afronta la perplejidad irreductible de la voluntad moral con firmeza y sinceridad; la generosidad vigila por que los otros no sean postergados nunca en ninguna cosa. En el valor y la generosidad encuentra en la virtud su mejor definición, por que la virtud se compone de intrepidez y don.
Al carácter moral en que se combinan es excelente y como espontáneamente valor y generosidad se le ha llamado tradicionalmente noble y la nobleza es el mas alto grado de totalidad moral que consideramos.
Inmediatamente después de valor y la generosidad en la escala moral se hallan dos complejos de virtudes como es: la dignidad y humanidad.”
Al querer caracterizar la dignidad no podemos dejar de hablar de humanidad pues se hallan no solo relacionadas, sino mas bien cada una atraviesa o cruza a la otra para servirse de apoyo y limite entre ellas.
“En la dignidad se afirma la incondicionalidad y auto determinación del querer humano, no sometido a ninguna restricción ni servidumbre, que no admite en este mundo la existencia de ningún rango superior ante que doblegarse, la humanidad acepta por su parte la carnalidad humana, el cuerpo y sus limitaciones, la realidad inabrogable del sufrimiento, la trama de azar y ternura que nos forma, la calidez de los sentimientos, la presencia recurrente del fracaso junto a todo el éxito. La dignidad marca la estatura del hombre, la humanidad su amplitud. En la búsqueda de mas altas dignidades, en la convicción de merecerlo todo, el arrojo puede hacerse despiadadamente inhumano: con un escalofrió, responde Macbeth a su esposa cuando esta le reprocha su falta de coraje para matar a Duncan: “me atrevo a lo que se atreva un hombre; quien se atreva mas, ya no lo es”. Mas tarde accedería a pecar contra la humanidad, es decir, enfrentaría trágicamente en su acción la humanidad con la ambiciosa dignidad. Del mismo modo nos alecciona la historia de Tideo, quien era un guerrero tan excelente y magnánimo que la diosa Atenea decidió concederle la inmortalidad. Esperó a que Tideo, tras el asalto a Tebas, yaciese herido fatalmente en el campo de batalla y acudió con la ambrosía que habría de inmortalizarle; pero al llegar junto a el vio con asco y horror que Tideo, arrastrado por la soberbia del guerrero, se esforzaba por roer el cerebro de uno de los enemigos muertos: y Atenea vertió el cuenco de ambrosía en el suelo, ante esta muestra de inhumanidad. Por su parte, la dignidad aporta a la humanidad sentido y destino, energía y libertad, la redime de sus relentes de rebaño. Entendidas en cuanto caracterizaciones simbólicas y no sexológicas, la dignidad es la virtud del padre y la humanidad de la madre. La dignidad reclama independencia, justicia, orden, etc., mientras que la humanidad recuerda que la vida, el cuerpo y sus afectos son el substrato de cualquier juego de valores a que se aspire. Sin humanidad, las reivindicaciones de la dignidad terminan por hacerse indignas, se aniquilan a si mismas; sin dignidad, la humanidad se deshumaniza en pura animalidad y repetición de lo necesario. Ambos complejos de virtudes se funden en la solidaridad, que es en lo social lo que la nobleza es en lo individual y la mas alta realización del ideal ético a que puede aspirarse comunitariamente.”
Comentario:
Estos factores de la dignidad humana individual han tropezado modernamente con presunciones supuestamente "científicas" que tienden a "cosificar" a las personas, negando su libertad y responsabilidad y reduciéndoles a "efectos" de circunstancias genéricas. La discriminaciones racistas y nacionalistas son el ejemplo más relevante de tal negación de la dignidad humana, pero en la actualidad va siendo sustituido por otro tipo de determinismo étnico o cultural, según el cual cada uno se debe exclusivamente a la configuración inevitable que recibe de su comunidad. Se supone así que las culturas son realidades cerradas sobre sí mismas, son incomparables, cada una de las cuales es portadora de un modo completo y complejo de pensar y de existir que no debe ser "contaminado" por las demás ni alterado por las decisiones individuales de sus miembros. Tales dispositivos fatales programan a su descendencia, en ocasiones para enfrentarlas sin remedio a otras culturas, o al menos para cerrarlos al intercambio espiritual con ellos. Cada uno con su propia bandera al frente, sino para mezclarnos los unos con los otros sin dejar de reconocernos a pesar de todas las diferencias culturales una semejanza esencial y a partir de esa mezcla inventarnos de nuevo una y otra vez.
Savater habla que “en la dignidad se afirma la incondicionalidad y auto determinación del querer humano, no sometido a ninguna restricción ni servidumbre, que no admite en este mundo la existencia de ningún rango superior ante que doblegarse” ante esta afirmación podemos encontrar graves consecuencias como los nacionalismos y otros tipos de degradamiento que el hombre concibe en su mente al estimarse superior a otras culturas y razas es por eso que debe ir acompañada y va acompañada con el concepto de humanidad que comprender que no somos únicos y que vivimos en una sociedad debiendo ser solidarios en nuestra manera de vivir.
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